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SÉ DIVERTIDO EN ESPAÑOL
Escribir comedias de situación no es tan difícil como parece. La mayoría de las cosas que necesitas saber ya están previamente definidas: Sabes que tu guión debe tener una longitud determinada y un número limitado de personajes. Sabes que tu elección de escenas está circunscrita a los decorados permanentes de la serie y, quizá como mucho, a alguno temporal o a una localización en exterior. Sabes cómo se comportan tus personas y qué les hace graciosos, tanto si los has creado tú como si trabajas para una serie que ya se emite, donde estas cosas están totalmente establecidas. Las sitcoms son fáciles y divertidas. La mejor droga de iniciación a formas más extensas de escritura es el guion de una sitcom. Es un paseo divertido y una buena forma de matar la tarde, o incluso seis meses. Pero además ahora, escribir comedias de situación te resultará más fácil que nunca gracias a “El pequeño manual de la sitcom” escrito por el genial gurú del humor John Vorhaus, autor del libro que todos los guionistas de comedia del planeta consideran su “biblia”: The comic toolbox: how to be funny even if you’re not. Traducida al español bajo el título Cómo orquestar una comedia. En El pequeño manual de la sitcom encontrarás herramientas, trucos y técnicas para resolver problemas que puedes usar, desde hoy mismo, para convertirte en el guionista que siempre has soñado ser. ¿Quieres escribir ya? ¿Quieres divertirte ya? Pues, El pequeño manual de la sitcom será un gran manual para ti.
CAPÍTULO UNO: ¡AQUÍ ESTÁ LA BUENA NOTICIA!
Tardé seis meses en escribir mi primer guión de sitcom. En el siguiente tardé tres. El tercero lo rematé en unas seis semanas, y continúe
así, cada vez más y más rápido, mientras aprendía más y más de todo, desde cómo elegir el formato del guión hasta
cómo convertir chistes malos en otros buenos. La semana pasada escribí un guion en cuatro horas y media. El primer borrador era espantoso –los primeros borradores son espantosos por definición- pero conseguí pasar del fundido de entrada al fundido de salida en una sola tarde de trabajo, que se dice pronto. Así que si te estás embarcando en tu carrera como guionista, y especialmente si estás dando tus primeros pasos, quiero a darte una buena noticia desde mi posición, algo más adelante del trayecto: Lo harás mejor y más rápido. Puedes hacerlo de puta madre.
Nunca será tan fácil como quisieras. Nunca dejarás de estrujarte la cabeza para encontrar esa frase o chiste perfecto, o el personaje clave, o ese giro en la trama que resuelva tu historia de una manera sorprendente, satisfactoria y gratificante. Nunca te librarás por completo de esos terribles momentos en los que miras fijamente por la ventana y te preguntas por qué te está fallando el cerebro o de dónde vendrá tu próxima gran idea. Siempre pasarás momentos en los que pensarás “soy un inútil”, y ninguna charla que te puedan dar para animarte (ni ninguna cantidad de ron, por excesiva que sea) te convencerá de lo contrario. Pero esos momentos pasarán. Resolverás los problemas de tu historia. Tendrás buenas ideas. Escribirás chistes que darán risa a la primera, a la segunda, y cada vez que los cuentes. Mejorarás en tu arte, y finalmente lo dominarás. ¿Por qué? Por un par de razones.
Primero, escribir sitcoms no es realmente tan difícil. Mucho de lo que necesitas saber ya está definido y a tu disposición: Sabes que tu guion debe tener una extensión limitada, con un pequeño número de personajes. Sabes que tu elección de escenas está vinculada a unos pocos decorados permanentes de la serie, y quizá a alguno temporal o a una localización en exteriores. Sabes cómo se comportan tus personajes y qué les hace graciosos, tanto si los has creado tú como si trabajas para una serie, donde estas cosas ya están bien establecidas. La sitcom es fácil y la sitcom es divertida. La comedia de situación es la droga de iniciación a formas más extensas de escritura Es un subidón potente y un paseo bastante divertido, una estupenda forma de matar la tarde, o incluso seis meses.
Segundo, tus avances llegan de forma natural. Cada vez que escribes un guion de sitcom mejoras un poco más. Aprendes cómo evitar que tu ficción llegue a un callejón sin salida. Aprendes cómo entrar en una escena lo más tarde posible y a dejarla cuanto antes. Aprendes cómo evitar la paja, ese coñazo aburrido que ralentiza la historia o la escena, o dicho de otra forma: tomando café[1]: momentos sin sentido en los que los personajes sólo están sentados hablando de nada. Aprendes a mantenerte alejado del desierto de los chistes, en el que hay páginas y páginas de diálogos sin que pase nada particularmente hilarante. Y todo esto lo aprendes de forma orgánica y casi subconsciente, sencillamente afrontando una y otra vez los problemas propios de escribir un guión de sitcom. Y ahora, ¿estás preparado para la gran noticia? Ese aprendizaje tendrá lugar aunque lo que escribas no sea especialmente bueno. De verdad. Da igual si escribes una mierda, siempre aprendes algo nuevo del oficio, y por lo tanto avanzarás constantemente (vale, quizás y para ser justos, a veces inconstantemente) a un lugar donde, por norma general ya no la cagas. Todo lo que tienes que hacer es seguir escribiendo. El aprendizaje llega por sí mismo.
Dicho esto, nadie afirmará que dominar este arte sea pan comido. Hay que escribir mucho: horas y días y semanas y meses de trabajo creativo, sudando la gota gorda para convertir nada en algo. El ego sufre al afrontar el rechazo y las revisiones y las sugerencias y los consejos de algunos bocazas que pueden -o no- saber de lo que están hablando. Tu determinación se pone a prueba cuando la gente que te rodea (quizá la más cercana y querida) te dice que estás perdiendo el tiempo. Afecta a tu vida social cuando escribir tu próximo guión es más importante que ver a tus amigos, lavar la ropa o ducharte. Hay dudas, miedo, pereza, enajenación, pobreza, bloqueo del escritor, calambre del escritor y docenas de contratiempos, obstáculos, distracciones y dilaciones, ya sean reales o imaginarios. Sería totalmente iluso pretender que estas barricadas no existen – aún así es precisamente lo que quiero que hagas. Hay un nombre para esta estrategia. Se llama asumir una ficción útil.
Una ficción útil es un cierto tipo de mentira que decimos para superar las barreras del pasado y avanzar hacia nuestros objetivos. Si me crees cuando te digo que escribir guiones para sitcoms es fácil, estarás más motivado para intentarlo, pues por lo general el ser humano prefiere hacer lo fácil antes que lo difícil. Si te digo (o te dices a ti mismo) que mejorarás en tu oficio, podrás librarte de esa desesperación que, de otra forma, podría hundirte. Tirarás para delante y seguirás escribiendo lo mejor que puedas, hasta que llegue el momento en el que te des cuenta, para tu sorpresa y deleite, que has mejorado de verdad en tu oficio. En este sentido, podemos decir que una ficción útil es una profecía que se realiza sola. Podrías decir que es cosa de “fingir hasta que lo consigas” o de tener fe en tu talento aunque no haya pruebas que lo demuestren. Lo mires por donde lo mires, una ficción útil es una ficción, pero igualmente es útil.
Así que ahora mismo te pido que asumas la siguiente ficción útil: Puedo hacerlo. Anda, dilo en voz alta. Sí, es estúpido, pero no será lo más estúpido que hagas en tu carrera, o incluso hoy mismo. Y aunque no lo creas, tienes que estar de acuerdo conmigo en que decir “puedo hacerlo” es mucho más edificante, más capacitador y con más probabilidades de llevarte al éxito que decir “no puedo hacerlo.” Ese es el poder de la ficción útil, y funciona exactamente así. Te dices a ti mismo que puedes hacer algo para poder hacerlo, porque sabes seguro que si te dices que no puedes hacerlo, pues no lo harás.
Llevo más de un cuarto de siglo escribiendo comedias de situación y casi el mismo tiempo, enseñando a otros a hacerlo. He enseñando y ejercitado a escritores de todo el mundo –28 países de cuatro continentes, la última vez que hice la cuenta-. A lo largo de este camino, examinando de cerca mi proceso y el de otros, he desarrollado algunos trucos bastantes ingeniosos, y son justo los que quiero compartir contigo en este libro. Porque no es suficiente venderte la ficción útil de que escribir para sitcoms es fácil. Quiero hacerlo fácil. Quiero ayudarte a encontrar atajos, a ver claramente los problemas creativos, y a generar soluciones en las que puedas confiar. Quiero ayudarte a ser gracioso y a que te sientas seguro con tus historias. Verás que algunas de estas técnicas te serán útiles en tu oficio de inmediato, y otras realmente no darán fruto hasta más adelante. Pero todas te ayudarán de la misma manera: desmitificando el proceso creativo, y consiguiendo que lo que haces sea más fácil y agradable.
Así que vamos a divertirnos un poco, ¿no? Porque después de todo, se trata de escribir sitcoms. Si hablamos de oficios, este no es precisamente uno de los duros. Podemos trabajar en casa, sentados en nuestra chaise longue[2]. No tenemos que fichar. Inventamos y jugamos y creamos. Recuerdo una reunión en la que debatíamos sobre un episodio en el que una mujer decidía aumentarse los pechos. Cuando estábamos acabando dije: “¿Os dais cuenta de que llevamos toda la tarde hablando de retocarse las tetas?” Sitcom. Es un buen trabajo si lo consigues. Y puedes conseguirlo si lo intentas. Esta es la mejor noticia, y ni siquiera es mentira.
Vale, empecemos por matar al dragón favorito de todos: el bloqueo del escritor. Será estupendo apartarle del camino.
[1] En español en el original
[2] Rhumba en el original